julio 20, 2008
Asturconiana Siete
Para cerrar las imágenes de la espicha, algunas que merecen ser rescatadas. La primera, la del inevitable protagonista del fin de semana, retratado y aplaudido hasta la saciedad, junto a una extraña chica pelirroja de perjudicado aspecto que aportó su granito de arena a la vistosidad inherente a la informal cena. Como quiera que su disfraz no era quizás de los más currados, pero sí de los más originales, queda aquí inmortalizada. Martin, derrochando la simpatía que ha prodigado en su periplo hispánico, posó para otra más de las cientos de fotos que lo tuvieron como tema central.
Después, instantánea del momento en el que al autor se le hace entrega de un libro ilustrado de mitología astur. Esperemos que sus imágenes le sirvan de inspiración y podamos encontrar alguna reminiscencia cercana en alguna de sus futuras obras. También se le regaló un pequeño hórreo de madera, como representación autóctona de su paso por Asturias.
Por último, dar fe de una de las grandes novedades de esta AsturCon. Este año, como premio para los mejor disfrazados ( el concurso de disfraces tiene ya sus adeptos incombustibles ) se otorgaron unos pequeños dragones que sorprendieron a los premiados. Muchas fotos fueron también para ellos y sus trofeos. De las dificultades que tuvieron los dragoncitos para romper el cascarón y llegar a ver la luz, se podría hablar en un futuro anecdotario, quizás dentro de unos años. En todo caso, la incubación mereció la pena.
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